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jueves, 22 de enero de 2015

LA HUIDA

Jueves, en este tramo final de enero frío y ventoso, retomamos las recomendaciones de lecturas con una interesante novela, original, muy apropiada para un fin de semana de invierno.

  
En el vasto panorama narrativo actual despunta Lara Moreno (Sevilla, 1978), autora de varios libros de relatos y poemarios; algunos de sus cuentos aparecen ya en antologías del género. Por si se va la luz es su primera novela, por la que ha apostado la editorial Lumen con gran acierto. Elegida Nuevo Talento de Literatura FNAC. Una escritora emergente que tiene mucho que decir. 

Movida por la preocupación y el miedo ante una realidad que pretendemos ignorar, como es el cambio climático, Lara Moreno propone una huida, una vuelta a los orígenes, la búsqueda de una vida más simple, que al mismo tiempo será más dura, por la sordidez que supone volver a enfrentarse a los elementos para una pareja de treintañeros urbanitas: Martín, un investigador comprometido con el medio ambiente y Nadia, una sensible y excéntrica artista. La abstracción, lo indeterminado juegan un importante papel en esta novela, pues el nombre del pueblo en el que se aíslan nunca se menciona –es simplemente un lugar en alguna parte, como una nada– y la autora juega sutilmente con indicios apocalípticos de una sociedad hipertecnológica e hiperconsumista, que abarrota el planeta con sus residuos. En el pueblo al que llegan Nadia y Martín, acompañados por una supuesta organización que se dedica a eso, tienen, por el momento, agua, luz eléctrica y poco más. Ellos llegan con lo básico y deberán aprender a sobrevivir con su trabajo en la tierra y por medio del trueque con los otros habitantes y unos gitanos que se acercan periódicamente para abastecerlos. El hecho de que Nadia compre una antigua máquina de escribir antes del viaje representa una metáfora del abandono absoluto de la tecnología, un retroceso, un reto para las convicciones personales. Y a la vez, un gesto que habla de los hábitos adquiridos, la máquina es para que Martín siga escribiendo, “por si se va la luz”. Como si eso tuviera alguna importancia allí a donde van.

Se trata de una novela coral en la que cuatro de los personajes (Nadia, Martín, Enrique y Damián) se alternan para contar en primera persona sus vivencias y otros tres (Elena, Ivana y Zhenia) tienen voz a través de un narrador omnisciente. La verdadera acción de la novela transcurre en el interior de los personajes. ¿Y no es así como ocurre en la vida misma? Vivir no es más que una serie de encuentros y desencuentros, con los demás y sobre todo con nosotros mismos. Así, el tema de la soledad vertebra toda la narración. El pueblo es una isla, rodeado de bosques, y en realidad cada uno de los personajes es una isla, víctimas del hastío, nada les motiva. Huyendo de la rutina y buscando romper las reglas del tiempo y de la propiedad, a veces se encuentran sumidos en esa misma espiral de tedio. Lo que intenta hacer Lara Moreno es algo tan ambicioso como indagar en la condición humana. Desde Damián y Elena, los más viejos del lugar, hasta la niña Zhenia, hace un repaso por todos los sentimientos, emociones, estados y preocupaciones del ser humano. Aunque en la galería de personajes que forman Por si se va la luz todos ellos quedan perfectamente perfilados y expuestos, aunque es una novela de protagonista múltiple, sin secundarios, Nadia destaca sobre todo por su conflicto interior, por su fuerte personalidad que la arrastra a seguir a Martín en contra de sus principios por pura cabezonería, porque en realidad no se encuentra a gusto en ningún sitio, porque no admite que huye de sí misma, y observa la situación y a los demás con cierta prepotencia. Poco a poco su frivolidad se irá apaciguando, como todos los personajes encontrará algo a lo que aferrarse.

No se trata en modo alguno de una visión idílica del campo como contraposición a la ciudad. En este sentido se podría relacionar con una tendencia literaria actual hacia el tema rural (Belfondo, de Jenn Díaz o Intemperie,de Jesús Carrasco), que sería una simple coincidencia generacional promovida tal vez por la situación presente de crisis, de cierta sensación de desbordamiento ante el progreso de las nuevas tecnologías y la acción imparable del ser humano sobre la Tierra. Más allá de las líneas de Por si se va la luz subyace una amplio bagaje lector por parte de la escritora. Enrique y Nadia comparten en un momento dado el amor por los libros y se producen una serie de encuentros literarios en los que se citan libros y autores. No son casuales las alusiones a Kapuściński o a Sylvia Plath, entre otros. La literatura se convierte de pronto en algo vital. Para ella porque ya no tiene otro entretenimiento, no comprende cómo antes podía estar tanto tiempo delante del ordenador o chateando con sus amigos. Para él, una vuelta a algo que ya casi había olvidado.

Con una prosa que roza en ocasiones la prosa poética, aunque siempre clara y directa, las escenas más bellas y sutiles se combinan con otras de extrema crudeza, la escritora sevillana sorprende con un relato de trama casi inexistente que se aferra a la fuerza del paisaje y de los personajes para desarrollar el argumento. Inquietud, desasosiego, miedo, para una narración cruda e intensa que hará partícipe al lector de esas mismas sensaciones. Sin embargo, existe un punto de esperanza. La aceptación, el perdón, la muerte como algo natural despojada de todo drama, el anuncio de una nueva vida. La novela se divide en dos partes: Invierno y Verano, lo que tiene que ver con lo radical de la historia, pues ambas son las dos estaciones más extremas. El frío y el calor pondrán a prueba a los personajes. Al final, un breve epílogo no para cerrar el relato, sino para dejarlo abierto y que el lector siga planteándose preguntas una vez terminado el libro.

Lara Moreno pretende cuestionar la vida en la ciudad, la situación límite en que nos encontramos, pero no trata de política ni critica nada; no ha inventado una historia de ciencia ficción para anunciar el fin del mundo, ni ha creado un sitio exótico ni extravagante. Simplemente ha ubicado a sus personajes en un pueblo abandonado, que puede ser cualquiera de los miles que hay en España –que no nos quedan tan alejados, tan ajenos como pretendemos– y les ha hecho tomar una drástica decisión que tendrán que asumir hasta sus últimas consecuencias. Una excusa perfecta para hablar de las ganas de huir, aislarse, llegar a un lugar del que nunca se vuelve.

¡Feliz lectura!

CDR

martes, 20 de enero de 2015

FELICIDAD VS. REALIDAD

Hace unos días leí en ABC una entrevista al filósofo navarro Gregorio Luri, a propósito de la publicación de su libro Mejor educados. Me llamó la atención el titular: "Los padres que quieran hijos felices tendrán adultos esclavos de los demás."  Como no dejo de pensar en ello, aquí les expongo mi reflexión.

Esta contundente afirmación me da mucha pena. Porque, ¿no es la felicidad lo que todos los padres soñamos y buscamos para nuestros hijos? Pues según este señor, la felicidad solo se puede conseguir a través de la idiocia -les aclaro, deficiencia muy profunda de las facultades mentales-. Y es que ahora resulta que la felicidad no existe, solo momentos puntuales de alegría. Pero no debe preocuparnos, no es que estemos condenados a la infelicidad, porque lo contrario de la felicidad simplemente es la realidad. Parece un trabalenguas, sin embargo, es sencillo: vivir con los pies en la tierra es incompatible con ser feliz, solo puede ser feliz aquel que vive en un mundo ideal, fantástico, imaginado ("un mundo de teletubbies", según Luri.)

No hay duda de que la vida es compleja, es dura. Pero, ¿acaso es incompatible la valentía de afrontar la vida tal como es con la búsqueda de la felicidad? Según este filósofo sí. Y entonces llegamos a lo que creo que lo explica todo: "la sociedad no va a medir a nuestros hijos por su grado de felicidad, sino por lo que saben hacer." Es decir, llegamos a la triste realidad de una sociedad competitiva y cruel que no fomenta personas, sino autómatas altamente cualificados. Viva la profesionalidad, abajo la emotividad, como polos de una dicotomía inquebrantable. Y por favor, "desconfíe del profesor que quiera hacer feliz a su hijo", no es más que un idiota en busca de una utopía. Nosotros aquí persiguiendo la felicidad mientras en China se prepara (martiriza / abusa) a los jóvenes para ser feroces en el mercado escolar y laboral. Bonita idea del mundo como un gran circo romano donde los leones se meriendan a los ingenuos gladiadores. Más disciplina es lo que hace falta, pero férrea, como en la "escuela tradicional", y dejarse de tontunas como la creatividad y la diversidad.

Para cerrar la entrevista y derivar su argumentación hacia un puerto seguro (ganar adeptos a su terrible exposición), habla Luri de las redes sociales. Y es cierto que la gente proclama alegremente su felicidad, pone fotos en momentos alegres, fiestas, reuniones... Cuando todos tenemos preocupaciones, ¿qué sentido tiene este alarde de falsa felicidad? Bueno, esto daría para otra entrada. No soy muy partidaria de las redes sociales tal como son usadas por la mayoría, pero es que a este hombre parece que le da alergia cualquier manifestación jovial. Y si él cita en última instancia a Herodoto cuando dice que "nadie puede considerarse feliz hasta el día de su muerte", yo opino que el filósofo navarro parece estar muy conectado con la corriente ascética, contraria a todos los placeres... aunque no creo que en su versión mística.

Y es que la felicidad no es un término absoluto, porque está claro que hay momentos duros, decepciones, fracasos... La vida no es un camino de rosas, vamos. No obstante, me parece importante fomentar en nuestros hijos y alumnos la resiliencia, que alude a la capacidad humana de sobreponerse a situaciones adversas, y la empatía, para poder identificarse con los demás y no creerse el ombligo del mundo. Estaría bien, a mi parecer, que los niños y jóvenes entendieran la felicidad de otra manera, no como la respuesta a las complejidades de la vida (lo cual evidentemente genera frustración), sino como el disfrute de las pequeñas cosas, de los momentos irrepetibles que se producen cada día, como llegar a ser uno mismo, aceptarse, luchar por mejorar y alcanzar la meta fijada de una forma respetuosa, dando siempre lo mejor, pero sin tener que cargarse a nadie por el camino.

De paso, no estaría mal que algunos adultos lo tuvieran claro también. Pero solo es mi opinión.

Y para que no se me acuse de sacar las cosas de contexto o de haber interpretado mal lo leído, o para que se me acuse con conciencia de causa, aquí les dejo el enlace para acceder a la entrevista:

http://www.abc.es/familia-padres-hijos/20150112/abci-educacion-felicidad-gregorioluri-201412231135.html

(seleccionar - pinchar botón derecho del ratón - ir a)

CDR

lunes, 19 de enero de 2015

HISTORIA DE LA CORBATA

La corbata es una prenda utilizada en todo el mundo.

La corbata es símbolo de distinción.

Pero, ¿conocen su historia?

Curiosamente (aunque quizá no tanto si atendemos a la similitud de las palabras), el origen de la corbata tiene que ver con la historia de Croacia. Nos remontamos al año 1635, fecha en la que miles de soldados croatas acuden a París para apoyar al cardenal Richelieu y al rey Luis XIII. Lo más característico de estos milicianos era su atuendo, pues llevaban al cuello un echarpe anudado de una peculiar forma. Los franceses se fijan en este pañuelo y lo incorporan a su vestimenta, poco a poco se va convirtiendo en una prenda clasista, siendo usada por los funcionarios para dar un toque elegante. Es aproximadamente en 1650 cuando se hace oficial el uso de esta prenda, que obtiene un tremendo éxito en la corte de Luis XIV. Será llamada un croate de la.

Con el tiempo, este complemento se va convirtiendo en un símbolo de la élite de toda Europa hasta llegar a América a través de las colonias europeas. Aunque durante la Revolución Francesa, se convierte en insignia de la aristocracia y pierde su valor en el pueblo. En un principio los revolucionarios llevaban la corbata negra y los contrarios a la revolución la portaban blanca.

En el Siglo XVII, la corbata ya ha llegado a Inglaterra, y el modisto Lord Brum-mel alcanzó fama mundial por realizar clases durante una hora de cómo anudarse la corbata, para ello contaba con dos asistentes que lo ayudaban. Se inauguró así el "arte de anudarse la corbata", creando hasta cien nudos diferentes.

Será a mediados del Siglo XIX cuando se vuelva a utilizar en muchos niveles como bandera de la elegancia gracias al dandysmo, movimiento que se da en la sociedad en la que la apariencia es muy importante.

En la década de los años 20 del siglo pasado, Jesse Langsdorf hace suyo el modelo de la actual corbata dotando a esta prenda con preciadas sedas, estampados y colores.

Y volviendo a su origen, hoy en día en casi todas las ciudades de Croacia se pueden adquirir corbatas, claro, pero una de las cunas de este atuendo es Zagreb. Aquí la compañía Kravata-Croata fabrica miles de corbatas para exportar a todo el mundo, su calidad es espectacular, utilizan las mejores sedas italianas para su confección y se realizan a mano. Muchas de las corbatas se realizan con motivos de la historia de Croacia, y en la mayoría de las ocasiones se presentan con un librito que explica los símbolos de la misma, convirtiéndose así en un bonito regalo como recuerdo de la estancia en Croacia.

Además -para que vean que esto es más que una curiosidad sin importancia-, el 18 de Octubre se celebra en muchas ciudades croatas el Dia de la Corbata. Este día se celebra desde 2003, cuando se realizó, en Pula, la instalación de la corbata más grande del mundo, según el libro de los Guinnes, la llamada Kravata Oko Arena. Fue una corbata de 808 metros de largo por 25 metros de ancho, de color rojo.

Impresionante.

Incluso hay quien dijo: “Una corbata bien anudada es el primer paso serio de la vida." ¿Qué les parece?

CDR

miércoles, 14 de enero de 2015

MUJERES: LA CALDERONA

María Inés Calderón (Madrid, 1611 - Guadalajara, 1646) fue una afamada actriz de teatro de la época, apodada la "Calderona". Sin embargo, no ha pasado a la historia por su talento interpretativo, sino por su relación amorosa con el monarca Felipe IV (personaje de la realeza española al que más amoríos se le atribuyen, siendo este uno de los más sonados.)

María Inés fue abandonada siendo un bebé en la puerta de la casa del poeta y dramaturgo Pedro Calderón de la Barca, quien se hizo cargo de ella, la educó y le dio su apellido.


El rey la conoció en su debut teatral en un corral de comedias en Madrid, el Corral de la Cruz, a donde le gustaba escaparse, disfrazado, siendo un veinteañero, en 1627. Él quedó prendado de su belleza y pidió conocerla. Ella también estaba casada y, aunque era amante de Ramiro Núñez de Guzmán, duque de Medina, se enamoró del joven rey. Esta aventura real la obligó a abandonar los escenarios en pleno éxito. El enfado de la reina Isabel de Borbón, que sufría en silencio las aventuras amorosas de su esposo, cuando el rey cedió a María un palco de honor en la Plaza Mayor para asistir a las festividades, hizo que a partir de entonces, la mujer fuese situada en un lugar más discreto, concretamente en un balcón que la gente del pueblo bautizó como "balcón de Marizápalos", nombre de un antiguo baile que la actriz interpretaba en el escenario.

Dos años después de iniciarse este romance, vino al mundo el hijo de María y del monarca, que sería reconocido por su padre en la adolescencia y pasaría a la historia como don Juan José de Austria, con importantes puestos en la política española. A pesar de los deseos de la madre de estar al lado de su hijo, el niño fue al  poco tiempo entregado a una familia de confianza para que lo educase como un príncipe. Fue bautizado como "hijo de la tierra" (así se inscribían los hijos de padres desconocidos), siendo padrino un ayuda de cámara del rey. Juan José pasó los primeros años de su vida en León y allí fue confiada su educación al poeta Luis de Ulloa.

Tras el nacimiento de su hijo, la relación se rompió, pero la Calderona siguió en Madrid hasta que en 1642 se le ordenó ingresar en el monasterio benedictino de San Juan Bautista, en Valfermoso de las Monjas, Guadalajara. Allí fue abadesa entre 1643 y 1646, año en el que falleció. Cuenta la leyenda que la mujer huyó a morir a unas montañas situadas al norte de Valencia.

Otra mujer más que dejó su huella en la historia. Madre del hijo de un rey. Inmortal por siempre en las bellas cumbres de la sierra que lleva su nombre.

CDR