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martes, 30 de abril de 2013

LA BELLEZA EN EL HORROR

Cuando tropezamos con algo no siempre es casual y, aunque lo sea, normalmente aquello con lo que hemos dado sin buscarlo nos enseña y nos enriquece. Eso me pasó con un poema de Paul Celane que descubrí el otro día y que quiero compartir en estas últimas horas del mes de abril. Se trata de "Fuga de muerte" y está escrito en 1948, en plena posguerra, tras el horror nazi. Adorno dijo que escribir poesía después de Auschwitz era imposible, pero lo cierto es que belleza de la palabra nos puede salvar de la locura. Más allá del horror, este poeta judío de origen rumano, que logró escapar de los campos de concentración y en estos perdió a su familia, se expresó en alemán para dar verbo al horror en un poema que trasciende la denuncia y el símbolo.

Paul Celan nació el 23 de mayo de 1920 en la ciudad de Czernowitz, antigua capital del reino de Bucovina, provincia del imperio austrohúngaro, en el linde entre Rumania y Ucrania. En esa región convivieron, no hace más de setenta años, cuatro culturas diferentes: la alemana, la judía, la latina y la eslava. En la ciudad de Sadagora, a unos treinta kilómetros de Czernowitz, nació su madre y floreció el jasidismo, la más depurada expresión de la mística judía. La vida en Sadagora remitía al ávido universo de la tradición oral, a la resurrección del mito jasídico, a la fuerza mágica de sus héroes. El rabino Bal-Schelm, maestro de la Cábala, transformó en práctica viva y cotidiana, la sabiduría de los libros herméticos. Trivialidad e imaginación, mística secreta y magia pedestre, se confundían en un hervidero de historias, parábolas y fabulaciones, cuyo proferimiento custodió la tradición durante más de tres siglos. Al transmitirlas de boca en boca consumaron el ritual religioso, rescataron el habla vivificante y se afincaron en el frágil espacio del lenguaje. Celan venía de muy adentro de ese pueblo, admiraba a Martin Buber, el filósofo judío que reunió por primera vez, y en alemán, las historias jasídicas. A principios de siglo, los Antschel (Celan es un anagrama de Antschel) eran judíos de lengua alemana, súbditos del imperio austrohúngaro. A principios de 1938, Paul Celan decidió estudiar medicina en Francia, porque la Facultad de Medicina de Bucarest no admitía estudiantes judíos. En julio regresó de vacaciones a Czernowitz y, un mes más tarde, Hitler y Stalin firmaron el pacto de no agresión. La Unión Soviética ocupó Bucovina, y Celan quedó atrapado en un rincón de la historia. En la noche del 13 de junio de 1941, la policía política soviética deportó a cuatro mil judíos de Czernowitz. Su destino fue una fosa común en Siberia.

Una semana después sucedió lo que temía el Estado Mayor soviético. Los ejércitos alemanes cayeron sobre Rusia y el Ejército Rojo abandonó Bucovina. Antonescu, el líder rumano fascista, firmó la alianza con las potencias del Eje, las tropas rumanas entraron en Czernowitz y desataron una cacería de judíos, moldavos y ucranianos. Al día siguiente llegó un comando de las SS y ordenó el exterminio de la comunidad judía. Incendiaron el gran templo del siglo XIII, ejecutaron a siete rabinos y el 11 de agosto, dos meses más tarde, confinaron a los judíos en un ghetto; a los tres meses siguientes ordenaron su deportación a Trasnistria, una región al sur de Ucrania, que Hitler les había prometido a los rumanos como pago por su alianza con Alemania. Bajo las lluvias incesantes del otoño, a principios de septiembre, quince mil judíos iniciaron el camino hacia la muerte. Paul Celan estaba convencido, al cabo de nueve meses de continuos sobresaltos, de que había logrado sobrevivir con sus padres a la barbarie alemana. No sólo lo creyó, sino que lo escribió a sus amigos en el exilio. Los Antschel habían abandonado el ghetto y regresaron a la ciudad gracias a la ayuda del alcalde de Czernowitz. Sin embargo, en junio de 1942 comenzó una nueva ola de deportaciones masivas. Los fines de semana las tropas de las SS irrumpían en la madrugada, sacaban a los judíos de la cama y los llevaban a la estación de trenes.

La batalla de Leo, Friederike y Paul Antschel fue, en esos días, esconderse en casa de varios amigos, burlando la vigilancia de los agentes de la Gestapo. Desde que vieron los primeros vagones atestados de gente que partían de Czernowitz rumbo a Polonia, se dieron cuenta de que estaban condenados a un infierno cuyo suplicio era entonces inimaginable. Celan consiguió un escondite en la fábrica de cosméticos de Valentín Alexandrescu, un empresario rumano, pero su madre no quiso esconderse. Un fin de semana, después de la cena, Celan les dijo que la fábrica de Alexandrescu ofrecía todas las seguridades, y que podían permanecer allí uno o dos años. Paul abandonó la casa convencido de que sus padres le seguirían. Los esperó toda la noche en las oficinas de la fábrica, pero no llegaron. El lunes, al regresar a su casa, encontró la puerta clausurada. Sus padres habían sido deportados.

En los campos de trabajo de Trasnistria, Leo Antschel murió de una tifoidea y, meses después, un oficial alemán le disparó a Friederike un balazo en la nuca. Paul se trasladó a un campo de trabajo al sur de Moldavia, a unos kilómetros del Mar Negro, en el Ponto Euxino, donde desterraron al poeta Ovidio. Celan nunca se perdonó a sí mismo, nunca supo por qué abandonó la casa sin sus padres. A los veinticinco años, Celan era el jefe de redacción en el suplemento cultural de un diario de Bucarest y escribía poemas en alemán, su idioma materno y el idioma de los asesinos de su madre. ¿Qué podía hacer en Rumania un poeta judío que escribía poemas en alemán?

Después de la Segunda Guerra Mundial, el alemán era el idioma de los verdugos, como si la lengua de Heine o de Rilke tuviese la culpa del genocidio nazi. En el poema "A un lado de las tumbas", Paul Celan escribió:

         ¿Me permites, madre, como ayer, ay, en casa, 
         la discreta, dolorosa rima alemana?

Hacia agosto de 1948, Celan escribía a sus parientes en Israel: "Acaso soy uno de los últimos que deben vivir hasta el final el destino de la cultura judía en Europa. ¿Por qué escribo ‘deben vivir’? Porque un poeta no puede dejar de escribir, mucho menos si es judío y su idioma de escritura el alemán". A fines de los años cuarenta, Celan logró escapar de Rumania y se dirigió a Viena, una ciudad dividida por los aliados, pero unos meses después decidió establecerse en París y estudiar literatura alemana. En 1950 concluyó sus estudios y ocupó el puesto de profesor de alemán en la École Normale Supérieure.

Los veinte años en París vieron nacer y morir muchas esperanzas, surgieron sus libros principales (Amapola y memoria, De umbral en umbral, La rosa de nadie, Hebras de sol, De parte de la nieve), y se apagaron y debilitaron muchos entusiasmos. Vieron su encendida pasión por la pintora Gisele Lestrange, y crecer a su hijo Eric.

Lo cierto es que en medio de aquellos años de intenso trabajo literario, de magníficas traducciones al alemán de Shakespeare, Nerval, Rimbaud, Paul Valéry, Apollinaire, Emily Dickinson, Pessoa, Ungaretti, Ossip Mandelstam y la ilusión, cada vez más incierta, de regresar a Czernowitz, Celan nunca pudo olvidar esa noche de septiembre de 1942 en que abandonó a sus padres.

Sobrevivir a los seres más queridos supone un abrumador golpe físico, psicológico y moral, pero en Celan fue absoluto, pues despojado de la vida en Bucovina, quedó solo a merced de los espectros. Cualquier persona tiene derecho a olvidar. Nadie puede reprocharse el deseo de olvidar el horror y la muerte. La vida sólo es posible si hay olvido. Tal vez haya algo más piadoso para los muertos que el recuerdo: el olvido. El perdón no es sino una ratificación moral del olvido. Paul Celan no pudo olvidar ni perdonarse.
Hacia 1965 aparecieron las torturas psíquicas. La depresión convocó otras desgracias: el insomnio, las dudas, el desánimo, y sobre todo, lo más importante, la convicción de que sin la fortuna dorada de otros tiempos su poesía no tenía sentido. Celan internó varias veces en una clínica psiquiátrica y combatió sus fantasmas más adversos, pero no pudo o no quiso salir adelante. A finales de los años sesenta, el poeta era un hombre solitario, devorado por el remordimiento, del que nunca pudo reponerse. No hubo una segunda oportunidad que lo redimiera. Una noche de abril de 1970, Paul Celan se lanzó al Sena desde el puente Mirabeu. Un pescador encontró su cadáver en una orilla del río, dos kilómetros más adelante.

A continuación reproduzco la traducción de José Ángel Valente, que fue la que leí y que me parece bellísima, dentro de la imposibilidad de trasladar la musicalidad que Celan quiso plasmar, como metáfora de la crueldad suprema de obligar a los músicos judíos a tocar mientras otros cavaban fosas para sus compañeros muertos. Ante la fría mirada de los agentes alemanes.


Negra leche del alba la bebemos al atardecer
la bebemos a mediodía y en la mañana y en la noche
bebemos y bebemos
cavamos una tumba en el aire no se yace estrechamente en él
Un hombre habita en la casa juega con las serpientes escribe
escribe al oscurecer en Alemania tus cabellos de oro Margarete
lo escribe y sale de la casa y brillan las estrellas silba a sus
mastines
silba a sus judíos hace cavar una tumba en la tierra
ordena tocad para la danza

Negra leche del alba te bebemos de noche
te bebemos en la mañana y al mediodía te bebemos al atardecer
bebemos y bebemos
Un hombre habita en la casa juega con las serpientes escribe
escribe al oscurecer en Alemania tus cabellos de oro Margarete
tus cabellos de ceniza Sulamita cavamos una tumba en el aire no
se yace estrechamente en él
Grita cavad unos la tierra más profunda y los otros cantad sonad
empuña el hierro en la cintura lo blande sus ojos son azules
cavad unos más hondo con las palas y los otros tocad para la
danza

Negra leche del alba te bebemos de noche
te bebemos al mediodía y la mañana y al atardecer
bebemos y bebemos
un hombre habita en la casa tus cabellos de oro Margarete
tus cabellos de ceniza Sulamita él juega con las serpientes
Grita sonad más dulcemente la muerte la muerte es un maestro
venido de Alemania
grita sonad con más tristeza sombríos violines y subiréis como
humo en el aire
y tendréis una tumba en las nubes no se yace estrechamente allí

Negra leche del alba te bebemos de noche
te bebemos a mediodía la muerte es un maestro venido de
Alemania
te bebemos en la tarde y la mañana bebemos y bebemos
la muerte es un maestro venido de Alemania sus ojos son azules
te hiere con una bala de plomo con precisión te hiere
un hombre habita en la casa tus cabellos de oro Margarete
azuza contra nosotros sus mastines nos sepulta en el aire
juega con las serpientes y sueña la muerte es un maestro venido
de Alemania
tus cabellos de oro Margarete
tus cabellos de ceniza Sulamita


De "Amapola y memoria" 1952

En este enlace pueden escuchar el  poema en la voz de Luisa Pastor:


Simplemente impresionante, sobrecogedora belleza en el horror.

CDR

lunes, 29 de abril de 2013

CUADROS

Si les interesa el surrealismo, pueden admirar una buena muestra de cuadros del genial Dalí en el Reina Sofia de Madrid estos días, hasta septiembre.

Pero si no pueden acercarse hasta la capital, no importa, basta con poner la tele y escuchar las estimaciones del Gobierno sobre el cuadro macroeconómico de nuestro país. Y si además pueden ver el gráfico entonces sabrán lo que es el hiperrealismo. Un lienzo trazado torpemente por pintores de brocha gorda.

Así, en los tiempos que corren, ¿quién está para interesarse por el arte?, ¿y por la macroeconomía? Si el cuadro clínico más común entre la población es ansiedad, decepción, paro. No viene mal aquí la expresión quedarse en cuadro, justamente como se han quedado (y se están quedando) demasiadas familias en este país, sin bienes, con poco más que lo puesto.

Pues con la que está cayendo, andamos sobrados en Andalucía, que viene a ser la comunidad con más casos de corrupción. Donde más recortes se han aplicado en dependencia. Donde tampoco nadie dimite, porque se aplica el "¿yo?, y tú más". Un verdadero cuadro flamenco, pero sin gracia. Aunque algunos les sigan tocando las palmas.

Y, ¿qué me dicen de esos cuadros vivos que representan nuestros políticos? Tras una pantalla de plasma, subiendo a un coche, a las puertas del Congreso, en una entrevista, da igual (dónde y quién), sus actuaciones no parecen más que eso, escenas silenciosas (por lo vacío de sus declaraciones), que evidencian actitudes cada vez más claras.

Se nos pide paciencia, se nos explica que la emigración de los jóvenes es un gran acontecimiento, se va a reformar la ley del aborto en una obcecación absurda por cumplir un punto del programa electoral totalmente incumplido, sindicatos corruptos nos representan, la oposición se opone a todo sin más, quizá empecemos a crecer dentro de tres años (todavía)... Ah, pero nos han devuelto a los funcionarios las retenciones (que nos robaron) de la paga extra que nos robaron en diciembre.

Sin duda, nuestra realidad es un cuadro. Y a cuadros nos quedamos la mayoría, espectadores atónitos de semejante obra de arte.

CDR

miércoles, 24 de abril de 2013

LIMITADOS

Hace unos años, quizá ya demasiados, cualquier lugar podía convertirse en una biblioteca improvisada. Los viajes en autobús, en el tedioso trayecto al trabajo o al lugar de estudio, se llenaban de cabezas inclinadas sobre libros. En los parques se podía ver a personas leyendo. También era frecuente esa escena en las salas de espera de los centros de salud. Tampoco era extraño encontrar algún lector solitario en la mesa de un bar.

Hoy por hoy lo raro es encontrar en un sitio público -no me atrevo a meterme en la intimidad- a alguien con un libro en las manos. Para qué si tenemos una gran variedad de artefactos que nos entretienen en esos momentos vacíos. Cómo se va a poner uno a leer si puede echar un vistazo al mundo a través de internet, chatear con los cientos de amigos que tiene, aprovechar para cargarse a algunos marcianitos. Quedarse embobado, en fin, limitado el entendimiento a lo que sucede en una pantalla. Y dicen que leer es aburrido.

Por otra parte, los niños, antes, se solían esconder a leer en secreto o utilizaban linternas bajo las sábanas para cambiar las horas de sueño por horas de aventuras. El regalo de un libro era un acontecimiento, la promesa de un nuevo mundo por descubrir.

Ahora están demasiado ocupados, con el culo pegado a la silla y la vista nublada por las horas ante el monitor, o tumbados en la cama moviendo los dedos frenéticamente sobre los botones hasta la madrugada. El regalo preferido, cada vez a más temprana edad, es un aparato tecnológico, sin duda. 

Me preocupan sobre todo los jóvenes, que en su mayoría afirman que es impensable dedicar tiempo a leer con la cantidad de cosas que les ofrece la vida de hoy. Que hay jóvenes lectores no lo pongo en duda, pero yo cada vez conozco a menos. Y me refiero a chicos y chicas que lean por voluntad propia, no a esos buenos estudiantes que se leen los libros que les prescribimos en los centros escolares como hacen cualquier cosa que les sirva para su nota.

Me inquieta el hecho de que se rían ante la absurda idea de que a alguien le entusiasme leer e invierta su valioso tiempo en ello. Que opinen que es más atractiva una persona que está a la última en tecnología, que conoce al dedillo los programas de televisión, que sale de juerga los fines de semana, que aquel ser monótono al que le gustan los libros y los prefiere a todo lo anteriormente citado. Porque ellos creen que todas esas cosas son excluyentes, que si te gusta leer no te gusta salir a divertirte con tus amigos, que si te interesa la lectura eres un muermo. Y no me estoy inventando esto, son conclusiones que saco de las conversaciones que tengo con mis alumnos. ¿Es que son de lo peorcito que hay? No, creo que son representativos de una generación apática, desinteresada y limitada por el bombardeo propagandístico, por la dirección de una sociedad que nos encarrila hacia unos intereses superfluos y nos aleja de la esencia de las cosas. Pues tengo entre mis alumnos chicos y chicas, entre doce y dieciocho años, buenos y malos estudiantes, de diferentes condiciones sociales, es decir, heterogeneidad que permite realizar un amplio sondeo de cómo es la juventud a esas edades.

Supongo que no está bien escribir algo así a la vuelta de la esquina del Día del Libro, pero para qué engañarnos o dejarnos seducir por lo bien que han respondido nuestros alumnos a las actividades propuestas con tal motivo, si en realidad los hemos de alguna forma obligado. Si sabemos que al salir del instituto, aún antes de llegar a la calle, ya por los pasillos, empiezan a darle a los botones y no pararán hasta bien entrada la noche.

CDR  

martes, 23 de abril de 2013

CABALLERO DE LAS LETRAS ESPAÑOLAS

Desde 1976 se entrega el Premio Cervantes, máximo galardón en lengua castellana, que este año ha recibido el  jerezano José Manuel Caballero Bonald. Si este premio se basa en valorar la trayectoria de un autor cuya contribución al patrimonio literario hispánico haya sido decisivo, sin duda es merecidísimo para este talentoso escritor, sobre todo poeta. Una voz única, que sabe como pocas extraer toda la fuerza de nuestra lengua madre.

José Manuel Caballero Bonald nace el 11 de noviembre de 1926 en Jerez de la Frontera, hijo del cubano Plácido Caballero y de la santanderina Julia Bonald, emparentada esta con el filósofo tradicionalista francés, el vizconde Bonald, cuya familia se asentó en Andalucía a mediados del siglo XIX. Unos orígenes, por tanto, cosmopolitas, que filtrarán en José quizá una caudal de cultura singular. Entre 1936 y 1943, mientras se desarrolla la Guerra Civil, el niño cursa sus estudios en el colegio de los Marianistas de Jerez. Y en sus temporadas entre la sierra de Cádiz y Sanlúcar de Barrameda, descubre sus primeras lecturas memorables, Espronceda, Salgari, Stevenson, London. Posteriormente, inicia la carrera de Náutica en Cádiz, mientras escribe ya sus primeros poemas. No tarda en entablar relación con personas de inquietudes literarias, como los miembros del grupo de la revista gaditana Platero (Fernando Quiñones o Julio Mariscal, entre otros.) En esta época debe realizar el servicio militar, lo hace en la Milicia Naval Universitaria, navegando durante dos años por aguas de Canarias, Marruecos y Galicia. Contrae entonces una enfermedad pulmonar que le obligará a pasar un tiempo en el campo de Jerez. A partir de 1949 estudia Filosofía y Letras en Sevilla, se relaciona con los miembros del grupo cordobés Cántico, y pronto obtiene el premio de poesía Platero por su poema “Mendigo”. Dos años después prosigue sus estudios en Madrid, trabaja en la I Bienal Hispanoamericana de Arte, a sus veintiséis años aparece publicado el primer libro de poesía, Las adivinaciones, accésit del Premio Adonais. En 1954, Memorias de poco tiempo, y Anteo, en 1956. A partir de ahí, no cesará de escribir y sus publicaciones serán constantes hasta el día de hoy.

A finales de los cincuenta ejerce como secretario y más tarde como subdirector de la revista Papeles de Son Armadans. A través de su vinculación con Dionisio Ridruejo se suceden algunas actividades clandestinas. Durante seis meses vive en París. Tiene relación en estos años con los poetas que más tarde serán incluidos en la nómina del grupo de los 50. En 1959, año de la publicación de Las horas muertas -por el que consigue el Premio Boscán y el de la Crítica-, asiste en Collioure al XX aniversario de la muerte de Antonio Machado, con Blas de Otero, Goytisolo, Ángel González, Gil de Biedma o Carlos Barral. En 1962 se traslada a Bogotá, donde imparte clases de Literatura Española y Humanidades en la Universidad Nacional de Colombia. También allí conoce a los integrantes de la revista Mito (García Márquez, entre otros.) Tras viajar por varios países de Hispanoamérica, regresa a España y se encarga de algunos trabajos editoriales. En 1963 ven la luz el poemario Pliegos de cordel y el libro de viajes Cádiz, Jerez y los Puertos. Por esos años es detenido y multado a causa de motivos políticos, e incluso llega a ser encarcelado durante un mes en la prisión de Carabanchel. A partir de 1965 pasa una temporada en Cuba -en 1968 publica Narrativa cubana de la Revolución- y a su vuelta viaja por algunos países europeos, pues sus libros están siendo traducidos y editados en diferentes idiomas. Además, imparte cursos de narrativa en universidades europeas y acude a diferentes simposios.

A principios de la década de los setenta aparece una primera recopilación de poesía de Bonald, Vivir para contarlo. Por otra parte, el Archivo de cante flamenco, álbum de seis discos con estudio preliminar del autor, obtiene el Premio Nacional del Disco. Empieza a trabajar el jerezano en el Seminario de Lexicografía de la Real Academia Española, donde permanecerá hasta 1975. Un año antes se había editado su novela Ágata ojo de gato, que es distinguida con el Premio Barral, al que el escritor renuncia, y con el Premio de la Crítica. Hasta 1978 ejerce como profesor de Literatura Española Contemporánea en el Centro de Estudios Hispánicos del Bryn Mawr College. Interviene en estos años en la constitución de la Junta Democrática, motivo por el cual es procesado ante el Tribunal de Orden Público. Una vez más conseguirá el Premio de la Crítica con Descrédito del héroe, en 1977. Combina largas estancias de descanso en Sanlúcar de Barrameda con viajes a Hispanoamérica, participando en cursos, ciclos y conferencias. Su versión de Abre el ojo, de Rojas Zorrilla, es estrenada por el Centro Dramático Nacional en Madrid. Otras versiones suyas de clásicos han sido Don Gil de las calzas verdes, de Tirso de Molina, así como una adaptación para ballet de Fuenteovejuna, de Lope de Vega. Pronto recibirá también el Premio Pablo Iglesias de las Letras. Una nueva antología se publica, Poesía, 1951-1977.

Ya en los ochenta sale Breviario del vino y recibe el Premio Ateneo de Sevilla por la edición de Toda la noche oyeron pasar pájaros (1981). En los dos años siguientes aparecen la antología Selección natural y la novela Laberinto de Fortuna. En 1986, Los personajes de Fajardo y De la sierra al mar de Cádiz y En la casa del padre, Premio Plaza y Janés, en 1988. Doble vida es una antología poética de 1989, y de este mismo año la serie Andalucía.

Sevilla en tiempos de Cervantes, Tiempo de guerras perdidas -primer volumen de memorias- y El imposible oficio de escribir son algunos de los títulos más importantes en los años noventa. Por esta época recibe el Premio Andalucía de las Letras, es nombrado miembro de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, además de Hijo Predilecto de Andalucía; posteriormente lo será también de la provincia de Cádiz y del propio Jerez. El Ayuntamiento de su ciudad natal crea la fundación Caballero Bonald, uno de los hechos de los que el autor más orgulloso se siente.

Siendo uno de los escritores más relevantes de la Literatura Española del siglo XX, el talento y la productividad de Bonald se expanden al siglo siguiente y el autor jerezano continúa su prolífica carrera, así como aumenta la lista de sus galardones y reconocimientos. Su segundo volumen de memorias aparece en 2001, titulado La costumbre de vivir -en 2010 ambos se reúnen en La novela de la memoria.- Del año siguiente es el libro de prosas Mar adentro y el estudio José de Espronceda, autor que fascinó a Bonald desde niño. Su obra poética completa aparece en Seix Barral, en 2004, con el revelador título de Somos el tiempo que nos queda. Ese mismo año es nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Cádiz y con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. De 2005, año en que es reconocido con el Premio Nacional de las Letras al conjunto de toda su obra, es su poemario Manual de infractores, que obtendrá el Premio Internacional Terenci Moix y el Premio Nacional de Poesía. Numerosas antologías y reediciones de sus obras, prologadas por personajes de la talla literaria de Jenaro Talens, aparecen en estos años. Mientras, el autor sigue creando. En 2009 se publica La noche no tiene paredes, un centenar de poemas reivindicativos de la duda. De 2012 es su último poemario Entreguerras o De la naturaleza de las cosas. Y desde febrero pasado se encuentra en las librerías el ensayo Oficio de lector, en el que Bonald propone un canon de la literatura a través de sus lecturas y escritores predilectos.

Un instituto de Jerez, una biblioteca pública en Marsella y una calle en Sanlúcar de Barrameda llevan su nombre. Es innegable la impronta de este escritor jerezano en la historia de la Literatura Española contemporánea. Su lista de galardones así lo certifica. Y sin embargo, le faltaba el Premio Cervantes, él que sabe usar magistralmente la lengua del autor de El Quijote y ha defendido a ultranza su poesía, editándola y mostrándola sin prejuicios, convencido de que había sido menospreciada. Por fin se ha hecho justicia.

Inconformista, contrario al pensamiento único, irónico, tímido en las distancias cortas y valiente en su escritura. Coherente y talentoso. Narrador, ensayista, mas por encima de todo, poeta. Un hombre que grita insumisión desde algunos de sus poemas, un niño que no luchó pero sufrió las consecuencias de la Guerra Civil, el frío, el desamparo, el miedo, la muerte. Literariamente encasillado en la llamada Generación de los cincuenta, Caballero Bonald trasciende cualquier etiqueta. No se puede encasillar a un autor que escribe durante más de sesenta años, aunque por edad y lucha común al principio esté relacionado con los autores de dicho grupo. En este punto del camino se siente satisfecho con lo realizado, con un oficio que le ha permitido ser lo que ahora es. Un escritor que aprendió a serlo a través de la lectura.

En la actualidad, Bonald sigue reclamando contra la intolerancia, la injusticia, la falta de solidaridad, en su idea de que el escritor siempre debe ejercer como crítico del poder. La poesía de Caballero Bonald nace de la desaprobación, de una actitud de desobediencia  y repudio a lo establecido. Y todo ello lo plasma en versos pulcros, precisos, con una melancólica distancia respecto a lo que escribe. En su poesía, simplemente, las palabras van más allá de su significado en el diccionario.

José Manuel Caballero Bonald afirma que no sabría escribir si estuviera seguro de todo. Para él, las dudas abren caminos por los laberintos de la experiencia. Y esa duda se representa con un elemento esencial en su poesía, la noche. Sugerente, simboliza la aventura, la incertidumbre, el lado oscuro de la realidad. “La noche es bella, / está desnuda / no tiene límites ni rejas”, ya lo expresó el poeta José Hierro en unos bellos versos. Con Bonald se renueva el género de los nocturnos. No en vano el insomnio, ligado a la noche, cumple un papel determinante en la poesía de Caballero, pues es el momento en que el pensamiento lógico se subordina a la intuición iluminadora, según el jerezano.

El mar es otra de las constantes fijaciones poéticas de este escritor nacido cerca del Oceáno Atlántico, navegante y enamorado de Doñana, a la que alude en su inventario literario con el topónimo ficticio de Argónida. Para Bonald, este paraje es como un lugar sagrado, un Edén intocable. Nunca podrás ser libre lejos del mar es otra de sus afirmaciones. "He navegado en barcos/ desiguales/ -dóciles, neutros,/ belicosos-/ tratando de llegar/ lo antes posible a ningún sitio", dice el poeta. Su fijación por Doñana le viene de niño, cuando exploraba ese territorio en busca de aventuras y tesoros y comenzó a darse cuenta de que se trataba de un verdadero santuario de la naturaleza. Después, estudio Náutica persiguiendo a los héroes surgidos de la mano de Melville, Salgari, Conrad. Es decir, una vocación que le nació por la literatura. Ahora, a sus ochenta y seis años, contempla el mar y los barcos desde la ventana de su casa frente a Doñana, y se limita a ver la vida pasar. El tiempo que le queda. Aunque es evidente que hace algo más que no hacer nada. Porque, como él mismo dice, escribir poesía le ayuda a mantenerse joven.

Dice Caballero Bonald que no va a escribir nada más, tras la aparición de Entreguerras (2012), su último poemario. Una autobiografía en forma de poesía (casi tres mil versos), a modo de síntesis de su trayectoria vital, jalonada con los escritores que han marcado su existencia. Prescindiendo de los signos de puntuación, los versos fluyen a oleadas de la memoria, pasados por la soberbia pluma del jerezano. Versos que brillan en el firmamento de incertidumbre propio del autor pero tras los que se encuentra un canto a la vida. Y esa es la última palabra del poema, “vida”, lo cual no es casualidad. Un octogenario no es ajeno a la cercanía del final. Con esa visión de acabamiento está escrito este libro, si bien no le produce angustia al escritor, sino más bien liberación. Le preocupa la edad, el paso del tiempo, aunque esto se contrarresta con la sensación de plenitud. Sesenta años después de la publicación de Las adivinaciones, Bonald cierra así el círculo de su recorrido poético. Un ejemplo de la genialidad del esperado Premio Cervantes: “nadie además conoce los sinuosos remisos accidentes que / integran el olvido / esas volutas ávidas que traspasan a veces los intersticios / de la evocación  / y sugieren como una ilógica continuidad de escrituras / ideográficas / el estrago vital la desgarrada vela los árboles quemados / las botellas vacías / todo el brumoso taciturno vacilante muestrario de / erosiones / que afecta a la pureza de esa desmemoria gestada en lo / imposible / y da a entender que el tiempo tiene algo de exequias de la / credulidad”

Una muestra más de lucidez a sus ochenta y siete años de edad, en el discurso de hoy al recoger el Cervantes en el paraninfo de la Universidad de Alcalá: "Creo honestamente en la capacidad paliativa de la poesía, en su potencia consoladora frente a los trastornos y desánimos que pueda depararnos la historia. (...) Leer un libro, escuchar una sinfonía, contemplar un cuadro son vehículos simples y fecundos para la salvaguardia de todo lo que impide nuestro acceso a la libertad y la felicidad".

CDR

lunes, 22 de abril de 2013

PRIMER ANIVERSARIO

Hoy hace justo un año que inicié este blog. En aquella primera entrada hablaba sobre mí y mis intenciones al comenzar tal proyecto. Creo que he conseguido, básicamente, el propósito de mostrarme a través de mi escritura y llevar de una manera más o menos constante este ejercicio escritor.

La ilusión con la que empecé se ha visto colmada con creces gracias a mis seguidores y lectores, pocos pero fieles y de gran nivel. Con eso me doy por satisfecha, porque en realidad no aspiro a más que a que quienes me lean sientan ganas de volver a la página e interesarse por lo que escribo (casi) cada día. Se suele decir que escribimos para nosotros mismos, puede ser en cierta medida, pues resulta, como he dicho, un ejercicio enriquecedor, pero no nos engañemos, a todo aquel que escribe y lo hace público, le agrada ser leído y gustar. Eso no quiere decir que busque una aprobación constante. Simplemente es interesante despertar afinidades y saber que alguien valora lo que haces.

A lo largo de este año he pasado momentos de todos, como la mayoría de los mortales, supongo, pero bien es cierto que el blog me ha ayudado a canalizar tanto los malos momentos como los buenos, las reflexiones e inquietudes que se despiertan en mí a menudo, el espíritu creativo que albergo y mi entusiasmo por las palabras.  Por eso, os agradezco de nuevo que me leáis, pues si no estuviérais ahí, este blog no tendría sentido.

Como una de mis señas de identidad es el uso de citas que me gustan, aquí os dejo hoy unas cuantas con las que quiero seguir expresando mi gratitud:

"Rehusar una alabanza es desearla dos veces." (François de la Rochefoucauld) - Humildad.

"No hay ninguna cosa seria que no pueda decirse con una sonrisa." (Alejandro Casona) - Lenguaje universal.

"Que amistades que son ciertas nadie las puede turbar." (Miguel de Cervantes) - Palabra de maestro.

"Cuanto más se enjuicia, menos se ama." (Chamfort) - Aceptación.

"Se secan las lágrimas mezclándolas." (Filippo Pananti) - Compartir la tristeza.

"Cuando baje la inspiración, que me pille trabajando." (Pablo R. Picasso) - Constancia.

"Nadie se ha perdido aún en un camino recto." (Johann W. Goethe) - Arriesgarse.

"Si confieres un beneficio, nunca lo recuerdes; si lo recibes, nunca lo olvides." (Quilón) - Gratitud.

Ojalá dentro de un año sigamos encontrándonos.

CDR

sábado, 20 de abril de 2013

NADA NUEVO

Parece que el microrrelato es el nuevo subgénero narrativo del siglo XXI, pues avanza imparable conquistando tanto a los lectores como a la crítica. Sin embargo, lo cierto es que tiene una historia de más de cien años, entendido este no simplemente por su brevedad sino sobre todo por su narratividad  (partir de una situación determinada para finalizar en otra distinta), así como por su naturaleza elíptica. Otros rasgos son la ausencia de complejidad estructural, la mínima caracterización de los personajes, el esquematismo espacial, la condensación temporal, la utilización de un lenguaje connotativo, y la importancia del título, que guarda una relación dialéctica con el texto.

Y con estas características encontramos microrrelatos desde principios del siglo XX, escritos por autores tan importantes (y sus microrrelatos tan desconocidos), como Juan Ramón Jiménez, Ramón Gómez de la Serna, Federico García Lorca, Ana María Matute, Alfonso Sastre y un largo etcétera.

Se requiere, por supuesto, un lector predispuesto a rellenar por su cuenta los vacíos de información propios de un texto de esta naturaleza.

Como ejemplo, elegimos este microrrelato de García Lorca, titulado Telégrafo, donde se aprecia -como en todos sus escritos- el genio del autor y su magistral pluma:

La estación estaba solitaria. Un hombre iba y otro venía. A veces la lengua de la campana mojaba de sonidos balbucientes sus labios redondos. Dentro se oía el rosario entrecortado del telégrafo. Yo me tumbé cara al cielo y me fui sin pensar a un raro país donde no tropezaba con nadie, un país que flotaba sobre un río azulado. Poco a poco noté que el aire se llenaba de burbujas amarillentas que mi aliento disolvía. Era el telégrafo. Sus tic-tac pasaban por las inmensas antenas de mis oídos con el ritmo que llevan los cínifes sobre el estanque. La estación estaba solitaria. Miré al cielo indolentemente y vi que todas las estrellas telegrafiaban en el infinito con sus parpadeos luminosos. Sirio sobre todas ellas enviaba tics anaranjados y tacs verdes entre el asombro de todas las demás.
 
El telégrafo luminoso del cielo se unió al telégrafo pobre de la estación y mi alma (demasiado tierna) contestó con sus párpados a todas las preguntas y requiebros de las estrellas que entonces comprendí perfectamente.
 
(Manuscrito con fecha 3 de febrero de 1922, publicado por primera vez por Miguel García Posada, en Obras completas, I. Poesía, Barcelona, Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores, 1996)
 
Aunque micro- significa "muy pequeño", el microrrelato nos ofrece un amplio mundo por descubrir.
 
CDR

miércoles, 17 de abril de 2013

LAS AMARGURAS NO SON AMARGAS...

Hoy hubiera cumplido noventa y cuatro años Isabel Vargas Lizano, conocida artísticamente como Chabela Vargas, si la muerte no se la hubiera llevado el agosto del año pasado.

Nacida en Costa Rica, aunque se la suele asociar a México -nacionalidad que adquirió posteriormente-, la Vargas interpretó como nadie la ranchera. Fue incondicional admiradora del gran José Alfredo Jiménez, quien la apadrinó en su carrera como cantante. Emulando la voz masculina, con su característico tono grave, imprimía a las canciones un desgarro singular.  Esta mujer de fuerte personalidad fue desde siempre un personaje contracorriente; se vestía como un hombre, bebía y fumaba mucho y llevaba pistola.  Todos la recordamos con su poncho rojo. A los ochenta y un años, en una entrevista, declaró abiertamente ser lesbiana. A esa misma edad, se lanzó en paracaídas.

Trabajó hasta el último momento. Su último disco-libro, Luna grande (2012) homenajea a Federico García Lorca, cantando algunos de sus poemas más relevantes. Estando en España de gira, a finales de julio, Chavela se trasladó a su país de acogida para morir, pues su salud estaba deteriorada y sabía que le quedaba poco tiempo, tras una crisis de fatiga y taquicardia.

"En el tren de la ausencia me voy / mi boleto no tiene regreso / lo que quieras de mí te lo doy / pero no te devuelvo tus besos." (De No volveré)

Ella nunca volverá, pero su voz quebrada no la olvidaremos.

CDR

martes, 16 de abril de 2013

LO QUE NOS LLENA

Se puede estar lleno de comida, lo que nos hace sentir pesados, por mucho que a la mesa presumamos de satisfacción. Hartazgo.

Si estamos llenos de irritación es porque hemos aguantado o sufrido algo durante mucho tiempo. Cabreo.

El niño viene con la camiseta llena de manchas, nada que la lavadora no pueda solucionar. Y punto.

A veces, los recintos se llenan más de lo debido y entonces puede desencadenarse una tragedia. Irresponsabilidad.

Comprar sin medida para llenar vacíos que en realidad no son físicos, en la casa o en los cajones, sino en nuestro interior. Exceso.

El macho llena a la hembra. Fecundación. O no.

El espacio laboral se llena cuando uno cumple dignamente con sus obligaciones en el puesto de trabajo. Honradez.

Una palabra amable, una mirada, una sonrisa, estar a gusto con uno mismo, el amor, la familia, los amigos... son cosas que nos llenan. Nos colman, hacen rebosar nuestro corazón.

Entonces, ¿qué es lo que nos hace sentir plenos? Desde luego, nada que se compre con dinero.

CDR

lunes, 15 de abril de 2013

EL ESPERANTO

Observar cómo las diferencias entre los pueblos a causa de la diversidad de lenguas y religiones podían causar serios conflictos llevó a L. L. Zamenhof, médico oftalmólogo, a desarrollar una lengua común, llamada esperanto.

Nacido en Bialystok (hoy Polonia, entonces del Imperio Ruso), en 1859, tenía un talento especial para los idiomas. Sus idiomas nativos eran el ruso, el polaco y el yidish o judeoalemán, aunque también hablaba el alemán con fluidez; posteriormente aprendió latín, hebreo, francés, griego e inglés. De español, italiano y algunos otros idiomas, solo tenía conocimientos básicos. Pero siempre consideró el ruso como su idioma materno (sólo en esta lengua y en esperanto escribió poesía.) Este poliglotismo era sólo el reflejo de las condiciones en que vivía y que seguramente influyeron en el pensamiento de un joven sensible.

Ludwik Lejzer (del hebreo Eliezer) fue a la escuela de Białystok y posteriormente al Instituto Alemán de Varsovia. Después de dos años de estudio en la Facultad de Medicina de Moscú y cuatro en la de Varsovia, recibió su título de médico en la especialidad de oftalmología, que terminó de cursar en Viena (1886). En 1898 se instaló definitivamente en el barrio judío de Varsovia, donde ejerció hasta su muerte, el 14 de abril de 1917. La profesión médica le proporcionó muchos más sinsabores que beneficios; debido a la pobreza de sus clientes tenía que visitar diariamente entre treinta y cuarenta pacientes, a pesar de lo cual ganaba sólo lo justo para garantizar una vida modesta a su familia.

De acuerdo con su testimonio, ya en su infancia en la ciudad de Bialystok (que en aquel entonces formaba parte del Imperio ruso, aunque actualmente pertenece a Polonia) había importantes comunidades de polacos, judíos, rusos, alemanes y lituanos. Los problemas que ocasionaba la diversidad lingüística motivó a Zamenhof para buscar una solución, cuyo resultado fue, tras un proceso largo y laborioso, el desarrollo de un idioma internacional. Inspirado en el "volapük", proyecto similar realizado por el sacerdote Johann Martin Scheleyer, pero con numerosos defectos, Zamenhof logró finalmente publicar un folleto en el que exponía los principios de la nueva lengua, con el pseudónimo de Doktoro Esperanto, que en español podría traducirse como "Doctor Esperanzado".

Sucesivamente fueron apareciendo cinco folletos más , en ruso, polaco, francés, alemán e inglés, respectivamente, sometiendo así su proyecto de "lengua internacional" a la crítica de los expertos, con la promesa de que, al cabo de un año, la perfeccionaría con las mejoras propuestas. Envió esos folletos a multitud de revistas, gacetas, sociedades y periódicos europeos. Puso anuncios en periódicos rusos y polacos. El inicio de este proyecto fue financiado con la ayuda del suegro y después, Zamenhof empleó, con el consentimiento de ella, la dote de su esposa para lanzar, entre los años 1888-1889, una serie completa de libros, y proporcionó el dinero necesario para editar las obras divulgativas de L. Einstein y H. Phillips. A finales de 1889, debido, sobre todo, a esta gran actividad editorial quedó completamente arruinado. A partir de ese momento, aunque siguió siendo hasta 1905 el motor principal del movimiento, la divulgación dependió materialmente de los recursos económicos de los primeros seguidores.

Ese mismo año se celebra el primer Congreso Universal de Esperanto, en Francia, que consolida el movimiento, fija la Declaración del Esperantismo, donde se define el movimiento, y se aprueba el Fundamento de Esperanto, es decir, la base fundamental del idioma, que a partir de ese momento es considerado el reglamento esencial del Esperanto.

El anarquismo, marcado por la idea de comprensión y colaboración entre los pueblos y la ausencia de Estados, apostó firmemente por el esperanto como una lengua para toda la humanidad por el pro del internacionalismo y la ausencia de imperialismos lingüísticos de una nación sobre otra. Las escuelas libertarias, así como los sindicatos anarquistas (destacando por su importancia histórica la CNT en España) u organizaciones libertarias como la  FAI potenciaron activamente el uso de esta lengua. La propuesta era aprender y cuidar el idioma propio y, al mismo tiempo, aprender esperanto como segunda lengua en todos los países, posibilitando así la conservación del idioma propio y la capacidad de ser comprendido a nivel mundial. Su carencia de excepciones lingüísticas, la sencillez de su aprendizaje (en dos años el idioma puede ser hablado y escrito a nivel experto) así como la enorme facilidad para su pronunciación lo hicieron una propuesta atractiva.

L. L. Zamenhof murió en Varsovia en 1917. Sus tres hijos (un chico y dos chicas) perecieron durante la Segunda Guerra Mundial, ya que fueron clasificados como "Juden" (judíos) bajo las leyes raciales. Como es sabido, durante el Holocausto se exterminó prácticamente a la totalidad de la población judía de Polonia, entre los cuales estaba casi toda la familia Zamenhof.

Otro de los grandes proyectos de Zamenhof fue el homaranismo (en esperanto significa "la ideología de los miembros de la humanidad"), una especie de moral suprarreligiosa basada en la ausencia de prejuicios y en el principio "trata a los demás como a ti te gustaría que te tratasen".

Un idealista que luchó por aquello en lo que creía.

CDR

miércoles, 10 de abril de 2013

POR ENTREGAS (II): CLAUDIA


Cuando regresó del tanatorio, Claudia estaba agotada. La casa le pareció tan vacía que le dolía el espacio y sólo sentía ganas de acostarse, dormirse y despertarse en un sueño hermoso y feliz. Cuando alguien muere tan mayor, no duele tanto, se acepta mejor, lo había oído muchas veces, pero ella no se sentía así. La pérdida es igual de grande, si no más, porque habían sido los cincuenta y tres años de su vida junto a ella. ¿Qué haría ahora? Se quitó la ropa, se metió en la cama y se puso a recordar; el sueño la había abandonado el día anterior.
Sus recuerdos empezaban a los cuatro años más o menos. Tenía imágenes difusas o tal vez eran sólo retazos de su imaginación, elaborados con las historias contadas por su madre y las fotos vistas una y otra vez. Mirta, su madre… Cuánto le había costado aceptar la verdad cuando se la contó. Después, con el paso del tiempo, lo comprendió, lo agradeció. A sus cincuenta años, Mirta la había adoptado cuando su madre biológica la abandonó en la puerta de su casa, para suicidarse luego porque la vida ya le pesaba demasiado. Mirta era profesora en un instituto marginal y Lola, una chica de dieciséis años, inteligente y aguda, era su alumna predilecta. Había perdido a sus padres, con poca diferencia, por sobredosis, y su mundo era un infierno. Mirta pudo rescatarla en parte con sus clases, con sus consejos e incluso con su amistad, una vez ganada. Pero todo esto no fue suficiente para salvarla de sí misma. “Usted sabrá cuidarla. Se llama Claudia, como a usted le gustaba. Que no me odie.” Con esa breve nota se despidió Lola y la vida de Mirta cambió para siempre. Después de muchos trámites, consiguió la tutela legal de la niña, y la crió como a una hija, la que nunca voluntariamente quiso tener. Siempre había estado demasiado ocupada y nunca había sentido la necesidad, ni tampoco había encontrado a la persona adecuada. Sin embargo, a Claudia la quiso desde el primer instante y la convirtió en la mujer que ahora lloraba sin consuelo por su anciana madre.
CDR

martes, 9 de abril de 2013

NO DIGAS SUERTE

Es muy amplia la lista de supersticiones populares. En concreto, en el gremio de la farándula y del teatro una de ellas es no desearse suerte con esta misma palabra. Como es de educación desear lo mejor a la hora de un estreno o representación, se utiliza la expresión "mucha mierda" (con perdón.)

Y, ¿saben por qué? En los siglos XVI y XII -en pleno desarrollo del género-, el público acudía a los teatros (a los corrales de comedias) con montura y carros. Así pues, cuanta más gente acudía, mayor número de caballerías se acumulaban en los alrededores del local. ¡Imagínense la cantidad de boñigas que se acumularían en la calle!, lo cual sin duda sería una gran satisfacción para los actores y el empresario teatral. En esos tiempos no se cobraba entrada, pero al finalizar la representación, los asistentes lanzaban monedas al escenario. Por tanto, cuantos más excrementos hubiese acumulados en los alrededores, mayor afluencia de público -y de recaudación- había conseguido la obra.

Esto, junto a la creencia de que desear buena suerte puede generar justamente lo contrario, ha hecho que, a lo largo de los años, y ya extendido al uso común, la tan malsonante "mierda" sea (paradójicamente) un eufemismo de "suerte".

CDR

domingo, 7 de abril de 2013

LUNARES

Aunque lunar proviene de la palabra luna (porque su aparición se atribuía al influjo de ese astro o porque tenía su forma), entendido como una mancha producida por la acumulación de pigmentación en la piel es una acepción distinta a la de perteneciente o relativo a la luna. Es decir, son palabras homónimas y no polisémicas. Sin embargo, vamos a intentar aquí desglosar algunos lunares, en ambos sentidos.

¿Quién no tiene un lunar en su anatomía? Grandes, pequeños, claros, oscuros, han sido símbolo de sensualidad al lado del labio femenino (verdaderos o falsos) y hoy más bien son motivo de preocupación bajo el sol.

Topos de colores sobre fondo negro o blanco, o negros, o blancos sobre fondos de colores, en vistosos vestidos de colores, con volantes. Collares y pulseras de bolas, grandes zarcillos, peinetas en el pelo, vueltas de mano. Y olé.

Defectos, tachas o hechos vituperables. Cuántos lunares tiene nuestro país. Y no sólo al Sur. Piel de toro moteada de lunares.

Ciclo lunar: período de 19 años, en que los novilunios y demás fases de la Luna vuelven a suceder en los mismos días del año, con diferencia de hora y media aproximadamente. Esperemos que los ciclos críticos duren algo menos, aunque parezca que vamos por una senda repetitiva e interminable...

Eclipse lunar: ocultación transitoria total o parcial de un astro por interposición de otro cuerpo celeste. Los hechos negativos eclipsan las cosas buenas que existen, se ponen por delante y oscurecen la luz de la vida. Pero el sol siempre vuelve a salir.

Menos mal que el hombre no ha hecho más excursiones lunares. Es suficiente con cargarse un Planeta.

CDR

jueves, 4 de abril de 2013

DORMIR EN PAZ

No cabe duda sobre la importancia de un buen sueño, por lo que tiene de reparador tanto para nuestro físico como para nuestro cerebro. Además, afirman los expertos que no es aconsejable acostarse enfadado, pues al dormir los recuerdos desagradables se afianzan en nuestra mente y es más difícil deshacerse de ellos.

Es una verdadera desgracia perder a un ser querido antes de haber tenido la oportunidad de reconciliarse. "No dejes que se ponga el sol sobre tu ira" o "Antes de que se ponga el sol, reconcíliate con tu hermano" son dos antiguos proverbios cargados de sentido. Entiéndase el ocaso, metafóricamente, como el paso a la otra vida, el final del tiempo dado, ser ya demasiado tarde. Pero esto también podemos tomarlo al pie de la letra; según algunos estudios, dormirse con la pareja al lado sin haber solucionado una discusión previa viene a ser lo mismo, ya que la carga emocional se acumula y nos hace sentir frustración e incluso puede derivar, a la larga, en profundo resentimiento hacia el otro o depresión.

Evitemos, por tanto, cualquier situación de este tipo. Incluido ver películas violentas antes de acostarnos, que afectan igualmente a nuestro subconsciente, aumentando el estrés y la tension emocional.

Lean un buen libro, escuchen música tranquila, hablen cariñosamente con su pareja y llenen su cabeza de pensamientos positivos antes de dormir. Nunca dejen nada pendiente antes de apagar la lamparilla...

Y ¡felices sueños!

CDR

miércoles, 3 de abril de 2013

UNA MARAVILLA

Siempre he admirado al uruguayo Mario Benedetti. Hoy he tropezdo con un texto suyo y me ha parecido, como siempre, una maravilla. Aquí les dejo algunos fragmentos de "Testamento ológrafo", en Buzón de tiempo (1999):

Yo, Rogelio Velasco, dejo mis anteojos o gafas o espejuelos, a mi sobrino Esteban, para que pueda ver el mundo como yo lo he visto, a veces injusto, desarticulado, confuso, y otras veces generoso, ordenado, estimulante.

(...)

Yo, Rogelio Velasco, dejo también una canción cadenciosa y pegadiza que mi madre cantaba en la cocina mientras revolvía el dulce de leche casero;
dejo un cristal con lluvia que me ponía alegremente melancólico;
dejo un insomnio con luna creciente y dos estrellas;
dejo la campanilla con la que llamaba a la esquiva buena suerte;
dejo una tijerita de acero inoxidable con la que, a través de los años, me fui cortando tres o cuatro prototipos de bigote;


(...)

dejo los gemelos de oro que me regalaron para mi segunda boda y que nunca estrené porque sólo uso camisas de manga corta;
dejo la cadenita de mi pobre perro que murió hace tres años porque no pudo soportar su viudez;

(...)

dejo mi valiosa colección de arrugadas expectativas;
dejo un cajoncito de cartas recibidas y no contestadas y otro cajoncito con copias de las cartas que no me contestaron;
dejo un termómetro enigmático y maravilloso porque siempre nos fue imposible leer en él la temperatura nuestra de cada día;
dejo la acogedora sonrisa de la preciosa pero intocable mujer de un buen amigo que es campeón de karate;
dejo el único piojo solitario, anacoreta, que ingresó hace doce años en mi geografía corporal y al que ultimé sin la menor piedad ecologista;

(...)

dejo un sueño erótico y su verdad desnuda, por cierto inalcanzable en la arropada vigilia;
dejo una bofetada femenina, injusta y perfumada;
dejo una patria sin himno ni bandera pero con cielo y suelo;
dejo la culpa que no tuve y la que tuve, ya que después de todo son mellizas;
dejo mi brújula con la advertencia de que el norte es el sur y viceversa;
dejo mi calle y su empedrado;
dejo mi esquina y su sorpresa;
dejo mi puerta con sus cuatro llaves;
dejo mi umbral con tus pisadas tenues;
dejo por fin mi dejadez.

Leanlo y disfruten. Si no conocen la obra de Benedetti, ¿a qué esperan? Si ya la conocen, verán que este es un buen ejemplo de su maestría, de una voz poética con fuerza extraordinaria y personalidad arrolladora. Extracto de uno de los cuentos que componen este volumen, escritos con su sencillez característica, muestra de un profundo conocimiento del ser humano, que dejan un regusto agridulce.

CDR

martes, 2 de abril de 2013

YA QUISIERAN MUCHOS

Si algo bueno tiene -pues de todo hay que sacar la parte positiva- el continuo ir y venir en el coche a mi trabajo este año es que he retomado la costumbre de escuchar la radio, cosa que antes hacía y a la que últimamente no me dedicaba por falta de oportunidad.

Esta tarde he tenido la suerte de escuchar una entrevista a Pablo Pineda con motivo de la publicación de su libro El reto de aprender. Un relato desde la diversidad. Por si no saben quién es -porque Pablo no es un guaperas jugador de fútbol, ni un conocido modelo, ni un famoso concursante de reality show- les diré que se trata del primer europeo con síndrome de Down en obtener un título universitario (diplomado en Magisterio) y le faltan sólo cuatro asignaturas para obtener la carrera de Psicopedagogía. Además, participó en la película Yo, también, por la que consiguió en 2009 la Concha de Plata al mejor  actor en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián. Si bien su currículum es impresionante, lo que me ha llamado poderosamente la atención ha sido su manera de hablar. Hacía tiempo que, ni en radio ni en televisión, escuchaba a alguien con tanta sensatez, facilidad de palabra y corrección en la expresión. Vamos, que ya quisieran muchos de esos que el mismo Pablo llama "normales" expresarse como él. Acostumbrada a frases incoherentes, vacías, de sesudos oradores, su parlamento me ha parecido excepcional. Y no sólo en la forma sino también en el contenido. Con una claridad y sinceridad pasmosas, Pablo Pineda ha reivindicado el destierro definitivo de los prejuicios contra los Down, acabar con la sobreprotección a que se les somete en las propias familias, un papel más activo en la sociedad. Porque se puede. Como ha explicado, no todos tienen que escribir un libro o hacer una película, igual que no todos nosotros (normales) somos ministros o reputados científicos, por ejemplo. Se trata, simplemente, de tener las mismas oportunidades, de no considerar el síndrome de Down como un castigo divino, sino como una peculiaridad más en la heterogeneidad del género humano.

En el libro recientemente publicado, Pablo reflexiona sobre el proceso de aprendizaje desde su propia experiencia y defiende la enseñanza pública de calidad, integradora de verdad, más allá de los adjetivos meramente ornamentales. Hasta se atreve a contradecir la famosa máxima de Descartes, "Pienso, luego existo", ya que él opina que no debe prevalecer el pensamiento sobre la existencia, que es, al fin y al cabo, lo que nos define y lo que nos lleva a las ideas. Así pues, "Existo, luego pienso."

Pablo Pineda es malagueño, y autosuficiente. Su deseo es ver personas con síndrome de Down por la calle, en el autobús, cogidos de la mano, en cualquier puesto de trabajo, sin que nadie les mire de forma extraña ni les diga cosas como la que un taxista le dijo a él: "Pues tú tienes cara de listo." Al contrario que muchos "normales", que de listos no tienen ni un pelo, claro.

Me quedo, en definitiva, con el lema que abandera la vida de Pablo: "Tengo síndrome de Down, ¿y qué?"

Lo que yo digo, ya quisiera muchos...

CDR

lunes, 1 de abril de 2013

CON BUEN PIE

Acabó marzo, estadísticamente el peor mes para este blog de corta vida, pero que pronto cumplirá ya un año.

Días agotadores, mente en blanco, ánimo bajo mínimos... en un final de invierno gris y ventoso.

Los rayos de sol de la primavera en este primer día de abril (aunque con aire igualmente) aguran un mes agradable -¿será más bien lo que quiero?-.

A ver si empiezo con buen pie.



Para animarme y alentar a mis pacientes seguidores con la promesa de continuar la actividad bloguera, esta frase de William Shakespeare: "Sabemos lo que somos, pero no lo que podemos llegar a ser."

CDR