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lunes, 31 de marzo de 2014

EN ESTADO PURO

Antes de que acabe el día, quiero rendir un pequeño y modesto homenaje al gran poeta mexicano Octavio Paz, cuyo centenario celebramos hoy.

Todo sobre él está dicho. Lo único que puedo aportar es mi experiencia personal, lo que yo sentí al tomar contacto con sus versos fue que estaba ante poesía en estado puro.

Lo mejor es que lo descubran, o lo relean, es un verdadero placer y siempre es un buen momento para hacerlo.

Unas palabras del poeta:

"Cada poema es único. En cada obra late, con mayor o menor grado, toda la poesía. Cada lector busca algo en el poema. Y no es insólito que lo encuentre: ya lo llevaba dentro." 

En sus magistrales versos es fácil encontrar lo que buscamos.

CDR

sábado, 29 de marzo de 2014

COMO UN PUZLE

Llegó la primavera pero no el buen tiempo con ella. El viento y las nubes son los protagonistas de esta mañana de sábado que nos invita a leer. Para empezar, una original propuesta de un joven escritor que, tras un esplendoroso debut en 2011 -el libro de relatos que hoy recomendamos- no sorprendió un año después con una  magnífica novela, de trama apasionante, El anarquista que se llamaba como yo, de la que nos ocuparemos otro día.

Ser un desconocido en el panorama literario es muy negativo si tu mayor sueño es ser escritor y vivir de ello. Sin embargo, debe ser un orgullo que una pequeña pero acreditada editorial como e.d.a. publique tu libro de relatos. De ahí a la fama no hay más que mucho trabajo y demostrar lo que vales. Esto precisamente es lo que le ha ocurrido a Pablo Martín Sánchez (Reus, 1977), licenciado en Arte Dramático, Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, que, tras hacer algunos pinitos literarios, consiguió presentar su primer libro Fricciones (2011). Una colección de veintisiete narraciones cortas. Es posible que el título nos lleve a engaño, pues no se trata de literatura erótica. Las fricciones, amén de un homenaje a la obra de Borges, se refieren al contacto con otras lecturas, con otros textos, con otros autores. Y desde luego se nota el bagaje cultural del escritor y la asimilación de múltiples estilos. De manera que el libro se convierte en una especie de collage en el que la fantasía, el humor, la autoficción, el hipertexto, la metaliteratura, la vida y la muerte son mezclados con la astucia y la habilidad de un cuentista experto. Partiendo de la idea de que escribir es más bien reescribir, el joven autor se dedica a tergiversar, modificar y hacer propios personajes, situaciones e incluso frases de otros escritores para crear su universo de fricciones. En realidad, un gran puzle que el lector debe ir encajando sin otra herramienta que la especulación.

Las piezas que conforman este puzle se agrupan en tres partes, siguiendo con el campo semántico y la dilogía erótica planteada en el título: Roces, Caricias y Abrazos. El criterio parece haber sido la intensidad de los relatos, pues en la primera parte las historias son más breves y sutiles (9, Rue Truffaut o Mirando las flores del lado de las raíces) -si bien la suavidad no caracteriza a ninguno de los cuentos-, mientras que en la segunda parte encontramos textos más elaborados y meditados (Rodolfo dedos de lápiz o A las tres y veinte más o menos), y en la última parte sin duda se recogen los más duros, extensos y plenos de todo lo que Pablo Martín quiere mostrar (Accidente), la vida misma a través de la literatura.

Deudor de una ciencia paródica llamada Patafísica, el escritor catalán exhibe en este libro de lo que es capaz: enganchar al lector desde la primera página con un estilo sencillo a veces, más cuidado cuando toca, narrar con un lenguaje preciso y una prosa fluida, jugar con experimentos hilarantes que, no obstante, dejan un poso de reflexión. Y, sobre todo, más allá de las alusiones ajenas, Fricciones es única, una obra personalísima que dice mucho de su autor.

No se pierdan a esta joven promesa de nuestra literatura.

Y ¡feliz lectura!

CDR


miércoles, 26 de marzo de 2014

ESCLAVITUD

Ayer escuché casualmente una conversación entre dos mujeres jóvenes que hablaban de la esclavitud que les supone ir al gimnasio cada día para mantenerse delgadas. Y me sorprendió el uso de esta palabra.

En el siglo XXI, cuando el vocablo esclavo y sus derivados deberían ser solo un mal recuerdo del pasado, cuánta esclavitud existe todavía. Y nosotros, con nuestros orondos cuerpos sobrealimentados, pagamos por sudar en máquinas mucho más de lo que nos costaría apadrinar a un niño o hacer una donación a una ONG. Al salir del gimnasio, cogemos el coche para ir a la vuelta de la esquina, subimos al piso en ascensor, nos tumbamos en el sofá con el mando a distancia, y dormimos tranquilos en nuestra confortable cama después de una buena cena.

Sin darnos cuenta de que, efectivamente, somos esclavos, de alguna forma como esos niños que no pueden ir a la escuela y son explotados en trabajos inmundos. Porque no somos libres en realidad, y si nos paramos a pensar en ello, lo sabemos. Por eso mismo preferimos no hacerlo.

Pero yo hoy sí lo hago, al menos por un momento, pienso en esas dos mujeres y me dan lástima, me doy lástima, todos nosotros, ciudadanos orgullosos del primer mundo, ciegos de prepotencia, de falsa seguridad.

Pues al fin y al cabo cualquier sujeción excesiva por la que nos vemos sometidos es una esclavitud.

Vivir de apariencias.

Convenciones.

Prejuicios.

Seguir el camino marcado...

Una sola esclavitud, multitud de nombres.

Y aún así, qué injusto decir que somos esclavos de un gimnasio cuando millones de personas en el mundo sí son sometidas de verdad, no pueden elegir. Nosotros sí podemos elegir. Pero cuesta.

CDR

jueves, 20 de marzo de 2014

FELICIDAD

¿Han pasado ustedes un feliz día? Pues hoy es obligatorio, sí, hoy es un gran día, apúntenlo en su calendario.

Porque:

El 28 de junio de 2012, la Asamblea General de las Naciones Unidas en la Resolución 66/281, publicada el 12 de julio, decide proclamar el 20 de marzo Día Internacional de la Felicidad.

"La búsqueda de la felicidad es una meta fundamental. El mundo necesita «un nuevo paradigma económico» que reconozca «la paridad de los tres pilares del desarrollo sostenible», el social, el económico y el medioambiental porque, como ha señalado el Secretario General, Ban Ki-moon, «juntos definen nuestra felicidad global». Ban Ki-Moon hizo esa afirmación durante los encuentros que se llevaron a cabo en la Asamblea por iniciativa de Bután, un país que reconoce la supremacía de la felicidad nacional por encima de los ingresos nacionales desde principios de los años setenta, cuando adoptó el concepto de un Índice de Felicidad Nacional Bruta para sustituir al más tradicional Producto Interior Bruto (PIB)." (Organización de las Naciones Unidas)

Así, se decretó el Día Internacional de la Felicidad para reconocer la relevancia de la felicidad y el bienestar como aspiraciones universales de los seres humanos y la importancia de su inclusión en las políticas de gobierno.

Sobre el papel todo es muy bonito.

Por otra parte, el Centro Boliviano de Investigación en Psicología Positiva en asociación con Happy Newcomer Inc. organizaron una Campaña por del Día Internacional de la felicidad desarrollando un portal donde las personas pueden compartir eventos y actividades planificadas en todo el mundo para este Día de la felicidad. "Nuestro interés para esta importante fecha es contagiar la Felicidad mostrando cómo en el mundo muchas personas se reúnen para hacer felices a los demás. Cuando hacemos cosas para hacer felices a los demás, todos se benefician".

Cierto. Pero ojalá más personas pudieran ser realmente felices.

Yo hoy, no sé por qué -quizá por llevar la contraria- estoy triste.

Y mañana... será otro día. (Otro Día de... algo, claro.)

CDR

lunes, 17 de marzo de 2014

AMORES EN LA MITOLOGÍA (V)

Contaremos hoy la historia de Atalanta, una mujer muy especial, que ya en su tiempo luchó por ser considerada como una igual por los hombres. Sin embargo, su extremada belleza y su destino fatal supusieron obstáculos insalvables.

Este relato podría ser muy breve, pues nada más nacer, el padre de Atalanta, el rey Yaso, ordenó que la abandonasen en la montaña; su delito era el de ser niña. Pero afortunadamente una osa la amamantó hasta que unos cazadores la encontraron y decidieron criarla. Así, la infancia de la pequeña transcurrió entre bosques y montañas, practicando lo que más le gustaba, la caza. Por esto no debe extrañarnos que su patrona fuese Ártemis, la diosa de la naturaleza y de la caza. Y como esta, Atalanta se juró permanecer siempre virgen. Porque, además, un oráculo había predicho que si se casaba se convertiría en un animal.

A Atalanta le resultaba realmente complicado mantener su promesa, ya que tanto los hombres como los dioses estaban siempre al acecho de su próxima conquista y ella se había convertido en una mujer bellísima y deseable a los ojos masculinos -mortales e inmortales-.

Eneo, el rey de Calidón, ofrecía cada año un sacrificio a todas las divinidades en agradecimiento por las buenas cosechas. Sin embargo, en una ocasión se olvidó de Ártemis. Como castigo a ese imperdonable olvido, la diosa envió a su región un jabalí enorme que se dedicaba a asolar los campos.

Meleagro, el hijo del rey, al llegar a la edad viril, decidió que ya era momento de librarse del animal. Para hacerlo, organizó una cacería en la que participaron algunos de los héroes más importantes de la época -Castor y Polux, Teseo, Jasón...- y una mujer, Atalanta. La presencia femenina les incomodaba, pero como Meleagro, a pesar de estar casado, se había encaprichado de ella, le permitió participar. Los cazadores avanzaron por el bosque en formación de media luna, a pocos metros unos de otros. La heroína ocupaba el último lugar en el extremo derecho del grupo. Dos centauros que acompañaban atrasados a la comitiva no dejaban de observar embelesados sus gráciles movimientos y su larga cabellera y decidieron cambiar de presa. Así que se pusieron a correr detrás de ella para raptarla. Pero no tuvieron en cuenta la habilidad de la joven con el arco, que en un santiamén los mandó al infierno.

Telamón y Peleo avanzaron con sus jabalinas hacia el animal con tan mala suerte que el primero tropezó con las ramas de un árbol y, mientras su compañero lo ayudaba a levantarse, el jabalí los oyó y los embistió furioso. En ese momento apareció Atalanta y disparó una flecha que atravesó la oreja del animal y provocó su huida. Cuando Teseo lo tuvo cerca le lanzó la jabalina con su descomunal fuerza, pero erró. Por su parte, Meleagro hizo lo mismo y esta vez sí acertó de pleno en la fiera. Tras rematar al animal, el príncipe de Calidón lo despellejó y regaló su piel a Atalanta, reconociendo que ella había derramado la primera sangre y que, de haberle dado la oportunidad, ella habría matado al animal con sus propias flechas. Por supuesto, este ofrecimiento ofendió a los cazadores, que pensaban que la piel les correspondía a ellos, como era costumbre. El asunto se resolvió a golpe de espada.

A estas alturas, el padre de Atalanta se sentía muy orgulloso de las hazañas de su hija y acabó reconociéndola. Nada más verla le dijo que había llegado la hora de casarse. Ella, muy consciente de lo que le pasaría de obedecer a su progenitor, puso la siguiente condición: -Accederé siempre y cuando mi pretendiente me gane en una carrera. De lo contrario, lo mataré.- El rey dio su aprobación.

Ni que decir tiene que la chica corría como un relámpago. Muchos príncipes, atraídos por su belleza, murieron al no poder competir con ella. Su estrategia consistía en dar un poco de ventaja a sus rivales para después perseguirlos con una lanza con la que los atravesaba al atraparlos.

Y cuenta el mito que:

"Un joven, Melanión, estaba tan enamorado de Atalanta que, lejos de asustarse por el final sangriento de quienes osaban enfrentarse a ella, retó a la bella cazadora. Pero, muy cautamente, invocó la ayuda de la diosa Afrodita, quien le hizo entrega de tres manzanas de oro y le aconsejó que tirase las manzanas, una tras otra, cuando Atalanta estuviera rezagada.

La carrera comenzó como siempre, Atalanta puso en práctica su estrategia. Melanión, que no era un gran atleta, al ver que ella se acercaba ya demasiado tiró la primera manzana dorada fuera del camino. La joven, sorprendida, fue a recoger la fruta. Pero una vez la tuvo siguió persiguiendo rauda a su contrincante. Él lanzó la segunda manzana y Atalanta, no satisfecha con una, fue a recoger también esta otra. La meta estaba cerca. Melanión, resoplando de cansancio, ya daba como suya la victoria cuando sintió de nuevo el aliento femenino en su nuca. Entonces lanzó la tercera manzana y la joven, ligera como una gacela, fue a buscarla, dándose cuenta de que Melanión ya había atravesado la meta.

Como no podía ser de otra manera, Atalanta fue fiel a su promesa y se casó con Melanión. Pero el oráculo no tardó mucho en cumplirse.

La pareja, muy enamorada, vivió feliz durante un tiempo. Sin embargo, un día, mientras paseaban, los jóvenes entraron en uno de los santuarios de Cibeles y gozaron allí de su amor. La diosa montó en cólera ante tal sacrilegio y los transformó en leones. Era creencia entre los antiguos griegos que los leones no se cruzaban entre sí, de manera que al convertirlos en estos animales, Cibeles no sólo les arrebató su condición de humanos sino que los condenó a no poder disfrutar nunca más el uno del otro."

Según la leyenda, una vez metamorfoseados, la diosa los unció a su propio carro para que tiraran de él... como bien podemos ver en la fuente de la Cibeles en Madrid.

Desde luego, la curiosidad y el encaprichamiento aparece en todos los mitos femeninos. Y los dioses cuando se enfadan, imponen castigos ejemplares.

CDR

miércoles, 12 de marzo de 2014

NIÑA PARA SIEMPRE

Hoy hace un año que conocí a alguien muy especial, sin saber que muy pronto la perdería.

Por eso, en recuerdo suyo, quiero rendir homenaje a una niña de cuya muerte hace hoy sesenta y nueve años: Annelies Marie Frank Hollander, más conocida por Ana Frank.

Bien sabido es que se trata de una niña judía que tuvo que esconderse, junto a su familia, de los nazis, durante la Segunda Guerra Mundial.

Conozcamos un poco más de su historia:

En 1925, después de casarse, Otto y Edith Frank se establecen en Fráncfort del Meno. Los hijos no tardan en llegar: Margot en 1926 y Ana en 1929. Los primeros años son felices, pero la crisis económica hace que el NSDAP de Hitler vaya ganando terreno. En 1933, Hitler asume el mando del gobierno alemán. Otto y Edith están muy preocupados. No solo por el hecho de ser judíos, sino también porque la crisis económica es causa de graves problemas para ellos.

En abril de 1934, Ana empieza a ir al jardín de infancia de la escuela Montessori -ya hemos hablado en este blog de la maravillosa labor educativa de Maria Montessori-. Otto Frank dirá luego: “Para Ana fue algo bueno ir a esta escuela, donde todos los alumnos recibían un trato muy individualizado”.

Por esa época a Otto Frank se le presenta la oportunidad de fundar una empresa en Ámsterdam. Su esposa y las dos niñas se reúnen con él en Holanda, y se instalan en una casa que da a la plaza Merwede. La familia vuelve a sentirse libre y a salvo. Las niñas van a la escuela, Otto trabaja con afán en su empresa y Edith se ocupa de la casa. Pero entonces estalla la Segunda Guerra Mundial. El 10 de mayo de 1940, Alemania invade Holanda. Así que los Frank están otra vez en peligro.

Al estar Holanda ocupada, cambian muchas cosas para los Frank. Tanto en la vida privada como en la empresa de Otto, les imponen cada vez más restricciones. La vida de Ana se ve cada vez más obstaculizada por las medidas antijudías del ocupante alemán. Por ejemplo, la obligan a ir a un colegio judío. Y la piscina pública, el cine y el tranvía se vuelven terreno prohibido. Pero ya cuando en julio de 1942 a Margot le llega una citación para viajar a un campo de trabajo en Alemania, a Otto y a Edith les parece que la situación se ha vuelto demasiado peligrosa y deciden esconderse con sus hijas.

El 6 de julio de 1942, los Frank pasan a la clandestinidad. Los Van Pels llegan al refugio una semana después. En noviembre de 1942 llegará otro refugiado: Fritz Pfeffer. Algunos empleados de confianza de Otto los ayudan y protegen. Pero serán ocho personas hacinadas en la sofocante casa de atrás del edificio de oficinas. La tensión se hace insoportable: todos los días, los escondidos temen ser descubiertos, no pueden salir nunca y siempre deben ser sigilosos. Desconocían que les quedaban por delante más de dos años de encierro.

Y Ana empieza a plasmar sus reflexiones y vivencias en el diario que su padre le había regalado al cumplir los trece años, que se había convertido en su mejor amiga (de hecho la niña lo llama "Kitty"). Además, también escribe pequeños relatos y copia frases bonitas de autores conocidos. Su ilusión es que el diario se publique a modo de novela y por ello lo reescribe varias veces.

Pero no pudo ser. El 4 de agosto de 1944 detienen a todos los escondidos en la casa de atrás; alguien los ha delatado. Son deportados a Auschwitz previo paso por el campo de tránsito de Westerbork. Luego Ana y su hermana son enviadas a Bergen-Belsen, donde Ana fallece de tifus el 12 marzo de 1945, a los 15 años de edad. Tan sólo Otto Frank sobrevive a los campos. Nunca logró esclarecerse quién fue el delator.

Tras la liberación de Auschwitz, Otto regresa a Ámsterdam. Durante el viaje se entera de la muerte de Edith. Una vez en Ámsterdam, se dirige a la casa de Miep y Jan Gies. Tiene la esperanza de que sus hijas estén aún con vida, pero luego le llega la noticia de que tampoco ellas han sobrevivido. Miep le entrega los papeles que componen el diario de Ana, los cuales encontró en la casa después de la detención y conservó hasta ese momento. El deseo de Ana de que su diario se publicase después de la Guerra por fin se cumplió.

Tras este triste episodio, el padre de Ana se dedica a luchar por los derechos humanos. Contesta miles de cartas de personas que han leído el diario de su hija. Otto Frank suele poner al final de sus cartas las siguientes palabras: “Espero que el libro de Ana pueda inspirarte cuando seas mayor, para que en tu entorno puedas luchar, en la medida de lo posible, por la paz y el acercamiento entre los hombres.”

Sin duda, la profunda mirada de Ana, su cara de niña y sus palabras nos quedarán para siempre. Nadie se va del todo mientras lo sigamos recordando.

CDR

martes, 11 de marzo de 2014

PARADÓJICO

El concepto de paradoja se refiere a una expresión o frase en apariencia verdadera, pero que conlleva una contradicción lógica o bien que contradice el sentido común.

La palabra proviene del latín paradoxum (para-: contrario a, alterado; y -doxa: opinión) y esta a su vez del griego "paradoxon".

La más famosa frase paradójica se atribuye al cretense Epiménides (siglo VI a.C.): "Todos los cretenses son mentirosos"...

Mucho ha llovido desde entonces, pero nuestro mundo de hoy está plagado de paradojas, por lo que se me ha ocurrido que nos pueden venir bien precisamente los siguientes mandamientos paradójicos enunciados por el doctor Ken M. Keith en 1968:

1. La gente es ilógica, poco razonable y egocéntrica. Ámala de todos modos.

2.Si haces el bien, la gente te atribuirá motivos egoístas ocultos. Haz el bien de todos modos.

3. Si tienes éxito, obtendrás falsos amigos y verdaderos enemigos. Ten éxito de todos modos.

4.El bien que hagas hoy será olvidado mañana. Haz el bien de todos modos.

5.La honestidad y la franqueza te vuelven vulnerable. Sé honesto y franco de todos modos.

6. A los hombres y mujeres más grandes con las más grandes ideas pueden dispararles los hombres y mujeres más pequeños con las mentes más pequeñas. Aspira a ser grande de todos modos.

7. La gente favorece a los desvalidos pero sigue sólo a los afortunados. Lucha por algunos desvalidos de todos modos.

8. Lo que pases años construyendo puede destruirse de la noche a la mañana. Construye de todos modos

9. La gente verdaderamente necesita ayuda pero puede atacarte si la ayudas. Ayuda a la gente de todos modos.

10. Da al mundo lo mejor que tienes y recibirás una patada, da al mundo lo mejor que tienes de todos modos.

Curioso como poco.

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Por si les ha resultado un poco tedioso, a continuación unas frases paradójicas muy inspiradoras:

"Quien bien te quiere te hará sufrir." (Refrán popular)

"Quien me insulta siempre no me ofende jamás." (Víctor Hugo)

"Solo sé que no sé nada." (Sócrates)

"La superstición trae mala suerte." (Raymon Smullyan)

"El arte es una mentira que permite que nos demos cuenta de la verdad." (Picasso)

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Y por último, más de andar por casa:

Cuando se te queda la mente en blanco lo ves todo negro.
¿O no?

CDR

lunes, 10 de marzo de 2014

PUENTES

Puente es una palabra polisémica donde las haya; del latín pons, pontis, veremos que da mucho juego:

Ya saben, directamente de los romanos: construcción de piedra, ladrillo, madera, hierro, hormigón, etc., que se construye y forma sobre los ríos, fosos y otros sitios, para poder pasarlos.

Y por asimilación, suelo que se hace poniendo tablas sobre barcas, odres u otros cuerpos flotantes, para pasar un río.

En el léxico marítimo, es un puente la plataforma estrecha y con baranda que, colocada a cierta altura sobre la cubierta, va de banda a banda, y desde la cual puede el oficial de guardia comunicar sus órdenes a los diferentes puntos del buque.

Tampoco es difícil encontrar la similitud con la pieza metálica, a veces de oro, que usan los dentistas para sujetar en los dientes naturales los artificiales.

O con la curva o arco de la parte interior de la planta del pie.

O con la pieza central de la montura de las gafas que une los dos cristales.

E incluso con la conexión con la que se establece la continuidad de un circuito eléctrico interrumpido.

Y por supuesto, no olvidemos el puente más deseado: día o serie de días que entre dos festivos o sumándose a uno festivo se aprovechan para vacación. ¿A quién no le gusta hacer puente?

Que no es lo mismo que hacer el puente, ejercicio gimnástico consistente en arquear el cuerpo hacia atrás de modo que descanse sobre manos y pies. Esto da más pereza.

Por otra parte, las expresiones con la palabra también son numerosas:

La comunicación frecuente y continua que, por medio de aviones, se establece entre dos lugares para facilitar el desplazamiento de personas y mercancías del uno al otro se llama puente aéreo.

El puente cerril es aquel que es estrecho y sirve para pasar el ganado suelto.

Desafiando las leyes de la gravedad, tenemos el puente colgante, sostenido por cables o por cadenas de hierro. Y con ingenio se creó el puente levadizo, que en los antiguos castillos se ponía sobre el foso y podía levantarse por medio de poleas y cuerdas o cadenas para impedir la entrada a la fortaleza. ¿Y saben que calar el puente significa bajar o echar el puente levadizo para que se pueda bajar por él?

Coloquialmente, a la dificultad que se encuentra en una ciencia u otra cosa, y quita el ánimo para pasar adelante se denomina puente de los asnos. Se llama así regularmente al quis vel qui en la gramática latina.

También hay espacio para la anatomía, pues el órgano situado en la parte inferior del encéfalo, y que sirve de conexión entre el cerebro, el cerebelo y la médula oblonga es el puente de Varolio.

Si facilitamos y allanamos las cosas en que halla dificultad, para empeñarle en un asunto o hacerle desistir de él, es que le estamos haciendo la puente de plata a alguien.

Reflexión final (ajena al contenido anterior):

Es necesario construir menos muros y tender más puentes.

CDR

miércoles, 5 de marzo de 2014

COMO LA VIDA MISMA

Retomamos hoy el blog con una propuesta de lectura para estas tardes ya casi primaverales, aunque ventosas, con un original libro:


Tras varios meses de dura autopromoción, desde edición, reparto de marcapáginas hasta inclusión en redes sociales y venta de puerta en puerta, Eloy Moreno (Castellón, 1976) consiguió que la editorial Espasa publicase su primer libro, El bolígrafo de gel verde (2011). Este joven escritor novel decidió lanzarse a esta aventura para escribir la novela que le hubiese gustado leer, a raíz de la decepción ante una novela premiada con un famoso premio literario. La suya aún no ha recibido ninguno, pero después de triunfar en internet, siguió cosechando éxitos -fue finalista de los Premios de la Crítica Valenciana 2012- y se encuentra entre los libros más vendidos el año de su aparición. Además, Eloy Moreno lanzó su nueva novela, "Lo que encontré bajo el sofá", en septiembre de 2013; sobre esta trataremos en otra ocasión.

El espacio vital del protagonista de la historia contada en "El bolígrafo de gel verde" se reduce a 445 m2. Puede parecer mucho, pero día tras día esas dimensiones se convierten en las de una especie de celda. Muchas son las personas presas así de su rutina, que vagan de casa al coche, del coche al trabajo, del trabajo a la cafetería, alguna eventual comida en casa de los padres o de los suegros y vuelta a empezar. Creemos ser libres, pero son muchas las ataduras que tenemos. Nuestro horizonte, como el del personaje de esta novela, está limitado a ese espacio. Y esto es lo que ha querido reflejar Eloy Moreno, la desesperación de un hombre que ve cómo su vida se arrastra hacia el abismo mientras que él planea un cambio que no se atreve a acometer nunca. Ante esta situación, algo tan simple como un bolígrafo de gel verde en el bote de su oficina se convertirá en su obsesión, en el detonante para empezar de nuevo.


La novela está dividida en cuatro partes de desigual extensión y con un fuerte carácter temporal, en las que se va hilando la trama argumental a partir de un episodio ocurrido en la infancia del protagonista. Las páginas transcurren a modo de diario, apuntando fecha e incluso hora para dar cuenta de la aplastante rutina del narrador. En ese tiempo se van presentando a los personajes que cohabitan con el principal. Si algo bueno se puede destacar en una novela más intuitiva que elaborada es precisamente la caracterización de sus personajes, personas con problemas reales, ni buenos ni malos. Los diálogos, las situaciones, las dificultades que se presentan son reales como la vida misma. Su estilo es sencillo y su lenguaje cotidiano e incluso poco cuidado, pero así consigue el escritor una historia cercana, asequible y que finalmente nos emociona. Tras una debacle -a la que irremediablemente se ve abocado- en la oficina, el protagonista emprende un viaje que resultará iniciático, redentor, y entonces nos damos cuenta, a la vez que él, de lo que verdaderamente importa. Ciertamente, cuando todo va mal vale la pena arriesgarse; seguro que algo mejora.

¡Feliz lectura!

CDR